Ya no recuerdo bien el día
ni tan siquiéra me esfuerzo en ello
sólo sé que te fuiste
como viniste, en silencio.
Tus ojos se apagaron por momentos
tu cuerpo se encogía por tiempos
y mi esperanza en tu vida se iba
como la alegría que tenías cada día.
Tu canera vacía
tus cosas sin recoger
mas nadie quiere creer
que no te volvamos a ver.
Fuiste ejemplo de valentía
y luchaste contra enfermedad
frio y calor,
pero no puedo decir qué te llevó
a dejar de comer y dormir tu corazón.
Mis guias te acompañan
y sé que ahora eres feliz allá arriba
donde hace poco viajó Lucía
que espero seáis ahora dos buenas amigas.
Gracias Kim por tu confianza
por tu fuerza y tu simpatía
por tus niños que ahora puedes arropar en tu regazo
y ya nada ni nadie te puede quitar ese regalo.
Nunca te olvidaremos.
Te queremos.
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